Pese a tratarse del mismo vehículo, hay algunas diferencias apreciables entre la conducción de una bici de montaña eléctrica y otra muscular.
Y pensando en que tu adaptación a la bici eléctrica sea lo más rápida posible hemos escrito este post.
Índice de contenidos
- Diferencias básicas entre ambos tipos.
- La importancia de llevar una cadencia correcta.
- Diferencia de pesos.
- Ejercicios distintos.
- Conclusión.
Diferencias básicas entre ambos tipos
Una vez que ya sabes cómo funciona una bicicleta eléctrica, existen unas diferencias particulares que vas a encontrar entre este tipo de bici y una bici con carácter muscular. Aun siendo mayores las similitudes que las diferencias, hay varias singularidades que hacen que la conducción entre una bici eléctrica y otra muscular sea diferente.
La mayor diferencia radica en la propulsión del motor y en el corte que se produce a 25 Km/h. Tenerlo en cuenta, porque la desaceleración que se produce a esa velocidad es considerable, y el esfuerzo para mover una bicicleta eléctrica sin asistencia es muy superior que si fuéramos sobre una bici muscular.
Por el contrario, la capacidad de aceleración a bajas velocidades te hará trabajar en un nivel aeróbico constante, sin las bruscas oscilaciones que nos exige la bicicleta pulmonar.
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La importancia de llevar una cadencia correcta
Los sistemas electrónicos que montan las bicis eléctricas están diseñados para que pedalees con una determinada cadencia. Si te alejas de esa frecuencia de pedaleo, además de dispararse el consumo de batería, la bici ira más trabada.
No está de más recordar que cuanto mayor sea la cadencia de pedaleo, más te ayudará el motor y menos batería gastarás. Además, prolongarás la vida del motor.
Otro factor que alarga la vida útil del motor, es que usemos poco los modos de asistencia de mayor potencia. Algo similar ocurre con los motores de combustión interna. Que duran más si no se exprimen.
Aún así, los motores eléctricos duran mucho, pero no está de más tener en cuenta estas recomendaciones.
Alguien pensará que en las bicis musculares pasa lo mismo, y con mayor motivo, pues son nuestro corazón y nuestras piernas quienes realizan todo el esfuerzo. Y lleva razón, pero insistimos en el tema de la cadencia porque es muy frecuente ver a ciclistas que pedalean en su bici eléctrica a un ritmo inferior a cincuenta pedaladas por minuto. Con esta frecuencia vas atrancado, haces menos ejercicio y tu musculatura tampoco trabaja en un umbral óptimo, y, además, el motor trabaja en una zona donde solo debería hacerlo de manera puntual (por ejemplo, para salvar un repecho inesperado). Además, a la hora de salvar un obstáculo, esta cadencia tan baja dificultará notablemente cualquier acción de estas características.
Una frecuencia entre 70 y 90 pedaladas por minutos te beneficiará a ti y a tu bici.
Al igual que ocurre con una bici muscular, en una eléctrica debemos anticiparnos. Por ejemplo, si en breve debemos afrontar una cuesta pronunciada, debemos empezar a cambiar antes de que lleguemos, con el fin de que no se nos atragante. El hecho de tener motor no implica que podamos subir con el mismo desarrollo que cuando circulamos por llano. Si haces eso, lo normal es que acabes echando pie a tierra, amén de que la fuerza que podría soportar la cadena y el cambio a la hora de cambiar de desarrollo va a ser más notable debido a la fuerza que ejerce el motor.
Diferencia de pesos
El peso es uno de los factores que más determinan la conducción.
La distancia de frenado es mayor en una eléctrica, y esta distancia se incrementa en terrenos con poca adherencia.
Algo similar ocurre cuando debemos colocar o tumbar la bici. Un mayor peso ralentiza estas operaciones.
Otro factor que has de tener en cuenta son los recorridos de horquilla y suspensión. Seguramente los de tu bicicleta eléctrica sean mayores que los de tu anterior MTB. Esto también tiene algunas consecuencias. Bajarás mejor, pero la bici será más lenta en senderos muy rápidos y con firme en buen estado. La diferencia entre el recorrido de suspensiones sumado a la diferencia de pesos, te hará modificar tu modo de conducción.
Esta diferencia de pesos también hay que tenerla en cuenta a la hora de tarar las suspensiones y en la presión que metamos a las ruedas.
Como la bici eléctrica pesa más, los golpes en las llantas son más frecuentes, sobre todo en la rueda trasera. Además de recomendarte que utilices neumáticos con la máxima protección o que lleves mousse (sobre todo en la rueda trasera), debes llevar más presión en los neumáticos que en tu bici muscular.
Hay circunstancias en que ese mayor peso de la bicicleta eléctrica se nota más. Por ejemplo, en giros cerrados, ese peso adicional requiere de un mayor equilibrio, pues cuesta más corregir la trazada. Por eso, en una bicicleta eléctrica de montaña es muy importante marcar bien la trazada desde el principio, porque no podrás hacer un cambio de dirección precipitado, al menos no lo podrás hacer como estabas acostumbrado a realizarlo con tu bici muscular.
Una ventaja que tienen las bicis eléctricas es que el centro de gravedad bici-ciclista baja ligeramente, pues las partes más pesadas de las bicis eléctricas se encuentran cerca del eje de pedalier. Ahora, bien, en este punto hay que hacer una distinción clara entre las bicicletas eléctricas ligeras y las bicicletas eléctricas tradicionales. En las ligeras, el centro de gravedad es más bajo, pues al llevar baterías de menor tamaño su posición se aproxima más a la zona del motor y del pedalier.
En cualquier caso, el centro de gravedad bajo mejora algunas maniobras y da mucha seguridad en frenadas fuertes, aunque siempre será más sencillo manejar una bicicleta más ligera, ya que las inercias de esta serán menores, y los cambios de trazada serán más fáciles de realizar.
Os recomendamos que antes de apurar las frenadas vayáis tanteando cómo frena en diferentes superficies. Comprobaréis que, en superficies deslizantes, esta diferencia se acentúa y la sensación de arrastre es apreciable.
Está claro que necesitarás un pequeño periodo de adaptación.
Ejercicios distintos
El ejercicio que hacemos y los grupos musculares que trabajamos en una bici muscular y en otra eléctrica son distintos.
Un estudio reciente sobre el ejercicio total que hace un ciclista medio, indica que, en contra de lo que parecía lógico pensar, el ciclista medio que tiene una bici eléctrica hace más ejercicio al cabo del año que el ciclista medio de bicicleta pulmonar.
¿Cómo es posible?
Porque la media de días que sale al año el usuario de bici eléctrica es bastante mayor. Cuesta menos salir, y al final se salen más días al año, se hacen bastantes más kilómetros y mucho más desnivel.
A esto hay que sumar que el ciclista de bicicleta eléctrica de montaña trabaja más el tren superior. Como la bici pesa más, y cuesta más frenarla y tumbarla, los brazos, espalda, riñones, cuello y muñecas se ejercitan bastante.
Esto también tiene una consecuencia en el consumo de grasas. Cuando hacemos ejercicios prolongados y trabajamos en un umbral medio de esfuerzo, se estimula el consumo de grasas, mientras que si superamos ese umbral tiramos más de hidratos de carbono.
Conclusión
Las diferencias entre la conducción de una bicicleta eléctrica de montaña y otra muscular son pequeñas pero apreciables. Su mayor peso y, en menor medida, su diferente reparto de pesos, requieren de cierta adaptación y de una anticipación mayor en el caso de conducir una bici eléctrica.
Hay que hacer una diferenciación entre las eléctricas tradicionales y las ligeras, pues la sensación de conducción de una eléctrica ligera se encuentra a mitad de camino de las eléctricas tradicionales y de las musculares. Algo lógico si pensamos que su peso también se encuentra a mitad de camino.
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