Son muchos los ciclistas que se hacen esta pregunta antes de comprar una bicicleta y es que cada una tiene sus características particulares. Vamos a darte unos consejos para facilitar tan difícil elección.

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Qué tipo de ciclista eres.

Esta es la primera pregunta que debes hacerte, y nadie puede responderla por ti. Solo tú puedes saber cuáles son tus preferencias cuando te subes a una MTB. Si eres de los que prefieres pistas anchas y sin problemas o de los que ven un sendero que desconocen y con mala pinta y se tiran por él. Está claro que si eres de los primeros te vale con una semirrígida, y si perteneces al segundo grupo te irá mejor una doble.

Por dónde montas habitualmente.

Hay que tener en cuenta que alrededor del 90 % de las salidas que hacemos son en las proximidades de nuestra vivienda habitual. No es lo mismo que vivas en la Mancha que en los Pirineos.

Incluso dentro de una misma comunidad, por ejemplo, en Madrid, es muy diferente que vivas en Chinchón o en El Escorial. Y esto no es un caso aislado. Si vives en Navarra te pasa lo mismo, de salir por las Bárdenas Reales o por los Pirineos hay un mundo. O en Palencia, de salir por tierra de Campos o por Guardo.  Esto mismo ocurre en otras muchas provincias, en Barcelona, Tarragona, Lérida, Valencia, Alicante, Castellón, Cádiz, Murcia, …

Si tienes o no problemas de espalda.

Esta es una cuestión obvia, pero que puede resultar básica para elegir una semirrígida o una doble. Si padeces con frecuencia lumbagos o tienes alguna dolencia de otro tipo relacionada con la espalda o con las cervicales, entonces no lo dudes y cómprate una doble.

Cuánto dinero te quieres gastar.

Este es otro factor clave a la hora de elegir una semirrígida o una doble. Por el precio de una doble de aluminio te puedes comprar una semirrígida de carbono.

El presupuesto que tengas ha de determinar si prefieres una bici más polivalente, pero más pesada (doble), o una más ligera, aunque menos cómoda (semirrígida).

Ligereza, eficiencia y absorción.

Las diferencias de conducción y las características dinámicas de un semirrígida y una doble son notables. La eficiencia depende de varios factores. El primero, no podía ser de otro modo, es el peso. Algo lógico, pues cuanto menos peso te veas obligado a desplazar menor esfuerzo te supondrá y más rápido irás. En este punto ganan las semirrígidas. Hay que tener en cuenta que, a igualdad de componentes, la diferencia de peso entre una doble y una semirrígida del mismo segmento, oscila entre uno y dos kilos. Salvo para algunos fabricantes top como Orbea, que su Oiz con carbono OMX pesa unos ridículos 1.790 gramos con amortiguador. Menos de un kilo de diferencia con la Alma OMX. Eso para topes de gama, que si las bicis tienen un precio alrededor de los 2.000 €, entonces la diferencia de peso supera los dos kilos.

En cuanto a efectividad, habría que diferenciar entre bajar y subir. Bajando pierde claramente la semirrígida y gana por goleada la doble, y subiendo depende. Hasta hace unos años ganaba de calle la semirrígida, pero ahora no está tan claro. Un buen sistema de suspensión hace que se pase mejor por zonas técnicas, pues la absorción es mucho mayor, lo que implica llevar siempre la rueda pegado al suelo y no andar rebotando. Por el contrario, si es un sistema que penaliza mucho el pedaleo, entonces la rígida gana.

 

Diferencias de conducción: trazadas y frenadas.

La principal diferencia entre el tipo de conducción es que en una semirrígida debes anticiparte un poco más. Una zona complicada debes afrontarla con mayor cautela que con una doble.

Las trazadas son diferentes. La trazada en una semirrígida no es tan limpia porque la rueda trasera rebota y se muestra más nerviosa que una doble. Y lo mismo ocurre en las frenadas. El tren trasero se muestra más nervioso y rebota mucho más que el de una doble.

Al no contar con suspensión trasera que absorba las irregularidades del terreno, en zonas muy bacheadas o con peraltes invertidos, las semirrígidas dan la impresión que tienden a sacarnos de la curva. Esta sensación se incrementará si estás acostumbrado a montar con una doble y un día coges una semirrígida. De todas formas, esto tiene fácil solución, basta con aminorar la velocidad mínimamente.

Ventajas e inconvenientes.

Ventajas de doble suspensión: más cómoda, más absorbente, más permisiva ante posibles errores; en definitiva: más versátil. Al pasar por zonas técnicas o con muchas piedras se muestra más estable y segura. En general, la reacción de una doble es más noble.

Inconvenientes de las dobles: más caras y mayor peso. Casi se podría decir que son sus dos únicos hándicaps. Para tener una bici con un peso ajustado es necesario gastarse mucho más dinero que en una rígida.

Ventajas de semirrígidas: son más ligeras, más económicas, y tienen menos mantenimiento. Además, su parte trasera es más rígida lateralmente y en llanos o subidas poco complicadas son más rápidas. Muy recomendables para principiantes.

Inconvenientes de semirrígidas: absorben menos vibraciones y rebotan más al frenar. Es más complicado meterlas en curvas en terrenos bacheados.

Para terminar, hay que decir que estas ventajas e inconvenientes son relativas, pues hay que tener en cuenta la habilidad de cada ciclista. Si alguien baja muy bien con una semirrígida, estos pros y contras no serán tan determinantes como para otro ciclista que descienda peor.

La capacidad escaladora de una bici no se ha incluido ni como ventajas ni como inconvenientes, porque a día de hoy, no se puede determinar que sea mejor una doble o una semirrígida. Depende del sistema de suspensión de la doble. Hay dobles que apenas penalizan al pedalear (no se pierde energía en la compresión del amortiguador), y absorben muy bien las irregularidades, adaptándose mejor que una semirrígida al terreno, lo que se traduce en que suben mejor. Pero esta característica no es de todas las dobles, no es algo genérico, ni mucho menos.

¿Sois más de bicicletas rígidas o de bicicletas de doble suspensión?

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